Purificación Causapié, Secretaria de Igualdad de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE

Según Naciones Unidas, en los últimos cuatro años el desempleo ha crecido en 64 millones de personas, la desigualdad de renta se ha multiplicado y la pobreza se ha extendido en muchos lugares del mundo.

En general hoy los ciudadanos y las ciudadanas somos más pobres, tenemos menos derechos y menos servicios de protección social, contamos con menos oportunidades y, por lo tanto, somos menos libres.

Lo que empezó siendo una crisis originada por los bancos de inversión, ha terminado siendo una crisis de deuda pública. Lo que tenía que haberse resuelto con una reforma profunda del sector financiero mundial, con una regulación del sistema, se ha convertido en un recorte permanente de los derechos de los trabajadores y las trabajadoras, y en un desmantelamiento sistemático de los sistemas de protección social, en nombre de la austeridad y el control del déficit público. La derecha económica y política está afrontando la crisis con medidas en su beneficio y tomándola como excusa para hacer un ajuste ideológico brutal contrario a los derechos sociales y laborales conseguidos durante muchos años.

Sin embargo, no deberíamos permitir que la crisis la paguen quienes menos recursos tienen, puesto que si observamos a las personas que están siendo afectadas por las políticas de control del déficit no tenemos dudas; la mayoría de la población, pero especialmente la más vulnerable: las mujeres, los y las jóvenes, las y los inmigrantes, los niños y niñas, las personas mayores.

Los recortes en servicios públicos y especialmente en sanidad, educación y servicios sociales, están haciendo que las mujeres vean limitadas sus posibilidades para acceder al empleo público, donde se habían situado preferentemente, pero también al empleo privado, ante la imposibilidad de que la atención de las personas que necesitan cuidados, mayores, menores y personas en situación de dependencia, sea cubierta por el Estado.

En España, la política actual es un ejemplo de esto. La Reforma Laboral no solo abarata el despido y deja sin herramientas para la negociación colectiva a los trabajadores y trabajadoras, además extiende los despidos en el sector público (donde está el 25% del empleo femenino), y deja en manos de las empresas la organización de tiempos de trabajo, horarios, y movilidad. Dificulta la flexibilidad para quienes trabajan a tiempo parcial, y no permite la organización de los permisos de lactancia y de cuidado por parte de las trabajadoras. Todas sabemos lo que esto significa en la práctica para la conciliación de la vida profesional y familiar.

Pero además el recorte en servicios como la atención a la dependencia, que ha dejado sin efecto la ley, los recortes en sanidad, en educación, supondrán una mayor carga de trabajo para las mujeres, dificultando sus opciones para acceder al empleo, y si no, que se lo digan a las mujeres que han visto crecer el precio de las escuelas infantiles o perdido las becas de comedor, mientras encuentran imposible que alguien se ocupe de las personas mayores con quienes viven.

Además, en muchos países, van ocupando espacios aquellos que, desde posiciones dogmáticas e integristas de todo tipo, atacan a los derechos de las mujeres.

Recientemente, he asistido tanto al Congreso de la Internacional Socialista, como al de la Internacional Socialista de Mujeres. He encontrado una enorme preocupación por la crisis económica, pero también por los déficit de democracia que esta desvelando y provocando, por la persistencia de conflictos armados, por la pobreza de las mujeres y sus hijos, por la violencia que permanece en lugares como Ciudad Juárez y en miles de hogares, por la utilización de la violencia sexual como táctica de guerra, o por la posible pérdida del derecho a decidir de las mujeres en países como España y Turquía. También he visto esperanza ante nuevos procesos como la Primavera Árabe, pero incertidumbre en muchas mujeres que han luchado por la democracia y esperan una respuesta adecuada a sus anhelos.

Cada día, encontramos líderes políticos y económicos buscando argumentos para evitar el avance de los derechos de las mujeres. Recientemente Todd Akin, contra todo criterio científico, nos han pretendido convencer de que el cuerpo de la mujer se cierra para evitar el embarazo en una violación «legitima », otros, como el Presidente de Irán, llaman a las mujeres para que tengan hijos en nombre de un mal entendido patriotismo, en Túnez se ha visto cuestionada la presencia de la igualdad en la constitución, y, en nuestro propio país, se ataca el derecho a decidir con un argumento rebuscado y ultraconservador, «la libertad de maternidad es la que a las mujeres les hace auténticamente mujeres».

La escuela mixta, implantada de modo generalizado en España, ha sido un instrumento clave a favor de la igualdad que ha permitido que las mujeres se hayan incorporado a la educación, a la universidad y al empleo. Sin embargo, la ideología ultraconservadora insiste en encaminarnos a nuestro “verdadero destino”, la maternidad y sus virtudes, tarea que puede devolvernos a los oscuros años 70 con una educación segregada.

Realmente no solo vivimos una crisis económica sino también una involución ideológica en toda regla, que pretende el control de los recursos económicos, de las instituciones democráticas, y por supuesto de la vida de ciudadanos y ciudadanas, y aquí siempre llevamos la peor parte las mujeres. La derecha española ha evolucionado hacia posiciones ultraconservadoras mientras este país avanzaba en derechos y libertades, y los incorporaba a su vida cotidiana. Derechos y libertades que hoy le están siendo arrebatados sin permiso.

Por primera vez desde hace años, las mujeres europeas se preguntan con preocupación que sucede en España. Hasta ahora, en encuentros y reuniones, la mayoría de la gente preguntaba con sana envidia por leyes contra la violencia de género, por la igualdad en el empleo, por los gobiernos paritarios, por el matrimonio igualitario, por la ley de dependencia… En la actualidad aparecemos como un país en claro retroceso.

Lamentablemente, en este momento pasamos más tiempo hablando de recortes que de calidad de los servicios, por ejemplo iniciamos el curso y hablamos más tiempo de como convivir con el tupperware en las aulas que sobre la calidad de la enseñanza.

Hasta hace muy poco, nos costaba pensar que en este país la propuesta del Gobierno sobre el aborto nos llevaría a la cola de Europa, a la clandestinidad, a una regulación que, de acuerdo a los comentarios del Gobierno, estará a la altura de Malta, o Andorra, porque incluso países católicos como Irlanda pueden quedar por delante.

Y además nos encontramos con una situación compleja respecto a la violencia de género, y es que hay demasiado silencio. El gobierno no sólo ha reducido el presupuesto en campañas de sensibilización, sino que además ha impuesto la ley del silencio. El asesinato de una mujer ha dejado de tener el efecto de alarma que debería seguir teniendo.

Recientemente la Ministra de Sanidad, Ana Mato, pedía a las mujeres y su entorno que rompan el silencio. Creo que ella, como ministra, debe ser la primera en romper el silencio y defender a las mujeres que viven una situación de violencia. Debería promover un gran movimiento social contra la violencia de género que sigue siendo causa de muerte, enfermedad, discapacidad y sufrimiento – emocional, físico o psicológico – de muchas mujeres, niñas y niños.

Sinceramente compañeras, aprovechando la crisis, la derecha española nos está llevando a una pérdida brutal de derechos. Pero no podemos bajar la guardia, nos queda seguir luchando, como en tantas ocasiones, por derechos y libertades que habíamos conseguido.

No estamos dispuestas, a «tirar la toalla» tras años de lucha y trabajo para construir esta Democracia, tras batallas perdidas y ganadas a favor de la coeducación, la igualdad, la libertad, el derecho a decidir, la corresponsabilidad y contra la violencia de género.

 

Purificación Causapié, Secretaria de Igualdad de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE.

Vicepresidenta de la Internacional socialista de Mujeres. Es Licenciada en Filosofía y Letras. Su actividad profesional se ha desarrollado en el ámbito de la planificación y gestión de políticas, programas y recursos dirigidos al desarrollo de los derechos sociales, a la conquista de la igualdad y al fomento de la participación social. Otros puestos reseñables: Directora del Centro de la Juventud de Alcalá de Henares (Madrid); Directora de la Fundación Mujeres; Directora de la Delegación de Mujer de Fuenlabrada.