ACTUALIZACIÓN 26 de junio de 2018. Publicación anterior 3 de febrero de 2017

Finalmente, y cuando hace ya más de un año (desde el pasado 27 de enero de 2017) que Podemos presentó ante el Congreso una proposición de ley que regulara los permisos de paternidad y maternidad haciéndolos iguales, intransferibles e irrenunciables, hoy se ha aprobado por unanimidad su trámite en el Congreso, después de que el Partido Popular la vetara en dos ocasiones.

Como todas las leyes, la reforma de los permisos de paternidad y maternidad todavía tiene que pasar un proceso. Por eso, el tiempo para que sea efectiva puede variar. En una legislatura «normal», con suficientes diputadas/os en el Gobierno, se podría tramitar en seis meses, pero con la situación actual los grupos parlamentarios podrían alargar el periodo de debate de enmiendas hasta un año. En efecto, aunque la reforma ya se ha aprobado, como en el resto de leyes comienza ahora un periodo de enmiendas de quince días (a no ser que la Mesa del Congreso, a petición de algún grupo, acuerde un aplazamiento) en los que la ley puede sufrir modificaciones. Por este motivo, y dado el calendario parlamentario, este paso no se dará hasta el próximo septiembre, cuando se reinicie la actividad en el Congreso después de las vacaciones estivales. Al término de este proceso, tendría que pasar por la ponencia de la ley para que entre todos los grupos parlamentarios redacten un informe con el texto remitido y las enmiendas presentadas. Para esto habría un plazo de, nuevamente, quince días, que también puede ampliar la Mesa sin límites. En caso de seguir su transcurso normal, pasaría a la deliberación en comisión y en pleno, última fase antes de pasar al Senado, donde tendrían que revisarse de nuevo las enmiendas que puedan disponer los grupos de la Cámara Alta.

Después, se propone la implantación gradual en un periodo de seis años, con un coste de 200 millones al año. Una cantidad que no llega al 0,5% de lo que supuso el rescate a la banca ni es, ni siquiera, el 10% de lo que supone el rescate a las autopistas.

La reforma de ley de los permisos iguales, intransferibles e irrenunciables es, básicamente, la misma que la Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles de Nacimiento y Adopción (PPIINA), de la que la Asociación Mujeres para la Salud formamos parte, tiene elaborada desde hace años y que en las últimas legislaturas ha presentado a todos los grupos parlamentarios con el objetivo de que la llevaran a debate al Congreso.

Una de las cosas más importantes de la reforma planteada inicialmente es que las 16 semanas serán intransferibles; es decir, aunque una de las personas decida no disfrutar de su permiso, no puede transferirlo a su pareja. Según la proposición de ley, las 16 semanas se distribuirán en dos periodos: un permiso parental inicial, que se desarrollaría durante las primeras semanas desde el nacimiento o la adopción y que sería obligatorio para las dos personas progenitoras; y un permiso parental para la crianza, que se podría disfrutar durante 14 semanas durante el primer año de vida de la criatura y que permitiría a las dos personas turnarse para cubrir otras 28 semanas de cuidado del/de la bebé en casa.

Fuente: eldiario.es

En este punto es, fundamentalmente, donde aparecen las principales diferencias con los otros partidos políticos. Así, tanto el PSOE como Ciudadanos ya ha  propuesto diferentes leyes para regular los permisos de paternidad y maternidad. La del PSOE coincide con la de Podemos y la PPIINA en que los permisos deben ser iguales e intransferibles, de una duración de 16 semanas en las que diez serían obligatorias y las seis restantes serían voluntarias. La principal diferencia está en que desde el partido socialista proponen que los permisos deban cogerse justo después del parto o la adopción, lo que supone que serían simultáneas, a diferencia de la propuesta de la PPIINA y Podemos que establece que las dos primeras semanas deberían ser después de la llegada de la criatura y las 14 restantes podrían ser tomadas durante su primer año de vida.

Más diferente aún es la propuesta de Ciudadanos, que muchos grupos feministas hemos visto como una especie de «trampa» dado que, a efectos prácticos, acabaría recayendo, nuevamente, sobre la mujer, con lo que no eliminaría las discriminaciones laborales a las que en la actualidad tenemos que hacer frente. La propuesta de Ciudadanos contempla diez semanas para los padres, lo que supondría un aumento de cinco semanas con respecto al modelo actual (que es de cinco semanas a partir de la publicación en el BOE de los Presupuestos Generales del Estado de 2018) y 20 semanas para las madres, cuatro más que hasta ahora. Además, son transferibles. El objetivo, según el grupo naranja, de esta propuesta es que se equiparen a diez semanas cada uno y las restantes se compartan, pero la realidad ha demostrado que, siendo en la actualidad las diez últimas semanas de la madre transferibles, en el año 2017 sólo un 2,04% de las parejas las compartieron, muy poco más que en 2016, que fueron 1,87%.

 

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Nosotras, cuidadoras

El actual sistema de permisos por paternidad y maternidad hace que las criaturas interioricen a una edad más temprana los roles tradicionales de género al no ver una corresponsabilidad en sus cuidados en el hogar y tener una menor vinculación afectiva con su padre como consecuencia del menor tiempo que pasa con éste, algo que también perjudica al padre. Además, repercute también, por causas obvias, en la carrera profesional de las mujeres, en sus salarios y en sus beneficios sociales, además de que producen una sobrecarga en ellas, algo que afecta enormemente a su estado emocional.

“Hasta ahora el cuidado se ha adjudicado a las mujeres apelando a argumentos de todo tipo, desde los fundamentados en la tradición hasta los pseudocientíficos que defienden, por ejemplo, que la capacidad de engendrar implica también la facultad de criar, o que existe un instinto genético maternal, o una superior habilidad innata en las mujeres para el cuidado. Podemos observar que, bajo estas “amables” razones, se traslucen las verdaderas causas de la adjudicación del trabajo de los cuidados a las mujeres. Por un lado, apoyan la necesidad del mantenimiento de la organización familiar tradicional y, por tanto, las incontables tareas de cuidado que realizan las mujeres de forma gratuita. Por el otro, el sometimiento de las mujeres a una posición de subordinación en la que se les adjudica sin justificación esta tarea interminable y de valor secundario, frente a la adjudicada al hombre situado en una posición de dominación y poder.”, comenta Pilar Pascual Pastor, coordinadora terapéutica del Espacio de Salud Entre Nosotras.

Los cuidados, algo considerado tan natural, realmente es una trampa para nosotras, en especial “cuando pretenden introducirse en otros espacios que favorecen su autonomía vital sin cambiar un ápice el cumplimiento de las tareas de cuidado que les adjudicaron -y que han ido asumiendo sin cuestionar-. Una autoexigencia rígida, necesaria para poder abarcar al tiempo todos los roles impuestos, está debajo de la mayoría de los malestares psicológicos de las mujeres actuales.”

Os invitamos a leer su artículo, Yo cuido, tú cuidas, ella cuida, nosotras nos descuidamos. Por qué cuidar es peligroso para la salud de las mujeres, del que forman parte estas palabras y en el que podréis encontrar muchas claves para comprender por qué los permisos por paternidad y maternidad iguales, intransferibles e irrenunciables son un paso tan sumamente importante para alcanzar la igualdad real entre hombres y mujeres y en especial por qué es tan necesario para la salud psicológica de las mujeres.

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La situación actual

En la actualidad, las mujeres tenemos derecho a una baja de seis semanas obligatorias y otras diez adicionales transferibles; es decir, podemos compartirlas con los padres. Sin embargo, la realidad habla por sí sola: a pesar de que el 85,7% de los padres han cogido los 15 días por paternidad, menos del 2% tomaron alguna parte del tiempo transferible que la ley otorga por defecto a la madre, cuidadora por excelencia en el modelo de familia patriarcal.

A pesar de que a partir del 1 de enero de 2017 el permiso de paternidad ha aumentado de dos a cuatro semanas (cinco a partir de la publicación en el BOR de los Presupuestos Generales del Estado 2018), que serán intransferibles pero no obligatorias y que deben ser ininterrumpidas, continuamos teniendo una situación desfavorable hacia las mujeres.

Según criticó Ángeles Briñón, coportavoz de la PPIINA, en un artículo publicado en Tribuna Feminista, la ampliación a las 4 semanas (que es una cuarta parte de las 16 semanas de las que disponen las madres) no es un avance en absoluto, sino “seguir permitiendo que las mujeres sean discriminadas por ser madres, por apartarse del mercado laboral en mayor medida que los hombres, por ser las principales cuidadoras de la familia, en especial de las niñas y los niños al nacer”.

Así pues, a efectos prácticos la situación continúa favoreciendo la desigualdad laboral al hacer que prácticamente todas las responsabilidades de los cuidados recaigan sobre la madre. Sin embargo, la Propuesta de Ley supone una oportunidad única para alcanzar la igualdad y un momento histórico que no debemos desaprovechar. Ahora es importante que todos los grupo parlamentarios apoyen esta propuesta y escuchen la voz de cada vez más ciudadanas y ciudadanos que la reclaman. En aras a conseguir nuestro propósito, os invitamos al acto público que celebrará la PPIINA el 22 de febrero en el en el Auditorio Caja de Música del Palacio de Cibeles de Madrid a las 18:30 y que bajo el título La sociedad reclama: permisos iguales e intransferibles para padres y madres pretende visibilizar la propuesta y activar el debate social.

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