La “carta a mi vulva” es un ejercicio que practicamos en nuestro taller afectivo-sexual. Lo que pretendemos al hacerla, es poner a nuestra vulva en el lugar que se merece, buscando una vía de comunicación consciente para romper la desconexión entre nuestro cuerpo emocional y nuestro cuerpo genital, darnos una oportunidad para reconciliarlos con ella, y empezar a saborear el vínculo que nos une a través del lenguaje.

A continuación, compartimos algunos extractos de los trabajos realizados por mujeres valientes y generosas:

Querida vulva:

“Muchas veces me he asomado a ti pero no para admirarte. Igual te he mirado sin más, igual necesitaba verte para introducir en la vagina un tampón, pero no te he admirado. Y hoy creo que eres digna de admiración. Me has recordado, al mirarte, a un caracol. Como él llevas toda una casa a cuestas. Te he relacionado con caracol y con naturaleza y con parte baja que se arrastra y desliza por la tierra. Pero no como algo negativo, sino como algo sigiloso y discreto pero que maneja muchos hilos y conduce y dirige. Hoy, vulva mía, me sirves para avanzar en la vida al igual que un caracol: despacio pero sobre todo seguro.
Desde que te he fotografiado, veo y reveo la foto y si llegara te besaría. Y creo que nunca me había fijado en lo guapa que eres porque no te veía con buenos ojos.
Pero admirarte durante largo rato y tratarte me ha hecho cambiar de opinión por lo bien que me has recibido. Sin rabia, sin recelo. Un poco dolida pero te he percibido contenta de verme. Y yo estoy muy agradecida. Gracias por aportarme buenos sentimientos después de lo mal considerada que te he tenido. Gracias por hacerme sentir como en casa a pesar de conocernos tan poco y de lo mal que he hablado de ti. Gracias y gracias. Me has ayudado mucho.”

“Hola linda, ya llevamos muchos años juntas pero nos hemos visto poco las caras… yo siempre he pensado que estabas bien, aunque nunca me había parado a preguntarte nada. Siento no haberte hecho el caso que tú te mereces ni haberte dado la importancia que tienes, siento no haberte dado amor, ni cariño y haberte utilizado tan insensiblemente. Pero a partir de ahora te voy a mirar y a mirar y querer mucho más, para que estés contenta y feliz. No voy a dejar que nadie te haga daño o te moleste, ni te voy a poner ropa que te roce, ni cosas que te aprieten. Voy a pensar mucho más en ti, a sentir como estás y a darte todo el amor que te mereces”.

“Mi querida VULVA, siento no haberte llamado por tu nombre, me parecía demasiado científico, y te llamé “TOTETE”, me avergüenzo de ello, tu tiene tu nombre propio: VULVA y a mi me parece precioso.
Te seguiré vistiendo con lencería preciosa, te asearé de manera que no oculte tu olor excitante, ni alteraré tu flora natural. Me pareces tan guapa, tu eres, como yo soy, no podía ser de otra manera. Te repito que te quiero y te mando mucha luz rosa”.

“Quiero conocerte, tenerte presente, integrarte como todas las demás partes de mi cuerpo, de ahora en adelante quiero formar un gran equipo en el cual todas estemos conectadas.
De pequeña me hicieron verte como algo sucio, pecado, a si que yo no podía ser tu amiga. Es hora de nuestro encuentro”.

“La verdad es que nunca te había dado las gracias por portarte tan bien conmigo, me tienes super cuidada y siempre que lo necesito, ahí estás para darme un momento de placer y satisfacción. Creo que en todos estos años nunca te ha dado las gracias por todo lo que me aportas”.

“Formas parte de mi persona y sin embargo nunca te he dicho todo lo que te quiero, estoy orgullosa de que estés conmigo, me pareces tan bonita, tan guapa, tan útil, eficaz, me has servido toda mi vida, tan bien guardada por los labios mayores y menores, protegiendo el orificio urinario, y el CLÍTORIS, ese órgano maravilloso cuya única función es darme placer, esos orgasmos maravillosos, unas veces a solas y otras compartidos y todas ellos cargándome de energía sanadora. Querido clítoris te descubrí tarde, ya casi de mayor, pero te quiero y espero seguir disfrutando de ti”.