El pasado mes de enero una representación de distintas asociaciones de mujeres de España viajamos a México. El objetivo era solidarizarse con las asociaciones de mujeres mexicanas y compartir su lucha y sus reivindicaciones contra la violencia hacia las mujeres, y más concretamente contra el Feminicidio que se comete a diario, y con la mayor impunidad, en las calles de Ciudad Juárez.

Impulsado por la Plataforma de Artistas Contra la Violencia de Género y apoyado por el Instituto de la Mujer, el viaje contó con la participación de las asociaciones de mujeres invitadas por el Consejo de las Mujeres del Municipio de Madrid. Así, asistió la Presidenta de Mujeres para la Salud, [Soledad
Muruaga->www.mujeresparalasalud.org], y representantes de otras siete organizaciones, entre ellas la Asociación de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales, Mujeres Vecinales o la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención de la Mujer Prostituida.

Conocer y enfrentar el dolor de las madres de las víctimas y de las desaparecidas fue una experiencia muy intensa y dolorosa, ante todo por la soledad y el desamparo en el que viven, por el olvido de las instituciones, por el ninguneo de las autoridades y la apatía de la sociedad. Son madres que no encuentran respuesta a todas las preguntas que tienen, porque muchas de ellas no saben dónde están sus hijas, si están vivas o muertas, ni siquiera si se puede hacer algo por rescatarlas.

En Ciudad Juárez los crímenes alcanzan ya la cifra de 400, y 600 las desapariciones, lo que supone al menos la desaparición de una mujer a la semana. Esto es, como lo ha definido nuestra admirada Marcela Lagarde, un Feminicidio, un ataque sistemático a las mujeres por el hecho de ser mujeres, un genocidio de mujeres.

Y Marcela Lagarde, Presidenta de la Comisión del Congreso contra el Feminicidio, fue una de las autoridades que recibió a la delegación española para dar a conocer la labor que se está llevando a cabo desde el Parlamento Mexicano. Una labor que se enfrenta a unas estructuras machistas y corruptas, en el que las autoridades locales venden favores y silencios, cuando no participan de los delitos. Así tuvimos que escuchar críticas hacia las asociaciones de víctimas, desmentidos de cifras y ataques hacia la repercusión y mala imagen que viajes como éste ofrecen de la ciudad fronteriza. Pero el último informe de la comisión que preside Marcela Lagarde, además de dar recomendaciones a las autoridades para parar estos crímenes, describe de verdad lo que es “mala imagen” : “Algunas fueron encerradas, otras secuestradas, todas fueron torturadas, maltratadas, atemorizadas y sufrieron humillaciones; unas fueron golpeadas hasta la muerte, otras estranguladas, decapitadas, colgadas, acuchilladas, balaceadas; algunas fueron mutiladas, atadas, encostaladas, empacadas, encajueladas, envalijadas, encementadas, descuartizadas, quemadas, tiradas, convertidas en despojos; todas estuvieron en cautiverio; todas quedaron aisladas y desprotegidas, aterradas, vivieron la más extrema impotencia de la indefensión; todas fueron agredidas y violentadas hasta la muerte; algunos de sus cuerpos fueron maltratados aún después de haber sido asesinadas. La mayoría de los crímenes está en la impunidad”.

Las asociaciones españolas de mujeres no pudimos menos que mostrar nuestro apoyo y solidarizarnos con el dolor de las madres, porque la denuncia internacional es una de las bazas para acabar con estos crímenes. Pero la repercusión mediática se la dieron fundamentalmente los y las artistas, tanto españolas como mexicanas, que toda la jornada de un sábado cantaron y recitaron por las mujeres de Juárez al grito de “No más feminicidios” en la inmensa Plaza del Zócalo de la capital mexicana.

Las asociaciones tenemos la gran responsabilidad de sensibilizar a nuestras sociedades, española y europea, para que las muertas y desaparecidas de Juarez dejen de ser cifras y pasen a ser motivo de preocupación y vergüenza para las autoridades estatales mexicanas, para lograr acabar con el Feminicidio.